Daniel Abraham es un autor de fantasía que poco a poco ha ido labrándose un hueco dentro del panorama literario, y no un hueco cualquiera porque diversos rumores lo señalan como el escritor que se encargaría de terminar la serie Canción de Hielo y Fuego en el caso de que a George R. R. Martin le sucediera algo imprevisto. En series muy famosas las editoriales siempre necesitan un seguro que les otorgue buenas ventas.
Más allá del papel que tenga Abraham en los libros y adaptaciones al cómic del trabajo de Martin, este tiene su propio hueco literario aportando un punto de vista muy interesante en sus novelas.
La senda del dragón –publicada por RBA en su colección de Literatura Fantástica- nos lleva a un mundo que presenta características medievales pero a la vez modernas, de modo que las incongruencias aparecen cuando menos te los esperas. O no, porque el reino de Antea y de aquellos que los rodeas basa su estructura en la unión de dos elementos: el poder político y el poder de los bancos. El primero se refleja en una trama lleva de cortesanos, conspiraciones, asesinatos…, y el segundo lo hace a través del oro y de las grandes rutas comerciales que permiten que en un pequeña ciudad costera podamos encontrar cafeterías que nos proporcionan café auténtico. También podemos encontrar otros productos más exóticos. Es una mezcla un tanto extraña que el autor ha sabido manejar muy bien porque las bases en las que se sostiene esas incongruencias tienen su razón de ser desde el comienzo. Los ciudadanos de las ciudades libres pueden disfrutar de una taza de café o de té como lo haríamos nosotros pero aún deben cargar con cubos de agua para llenar las bañeras, usan las bacinillas verter su contenido por la ventana…
Este mundo está construido en base a un pasado en el que los dragones gobernaban todo el territorio. Fueron estos seres los que dividieron a los humanos en las treces razas cada una de ellas destinada a un objetivo concreto, y los que también construyeron unos caminos de jade que aún perduran después de miles de años y que son la base de las rutas comerciales y las relaciones internacionales entre los diferentes reinos y ciudades.
Nuestra historia comienza cuando el rey Simeón de Antea decide atacar la ciudad libre de Vanai ante la presión de los miembros de su corte. Ante el inminente ataque el banco Medeao, que tiene allí una sucursal, decide retirar sus fondos y alejarlos de las codiciosas manos de los anteaños. La solución es esconderlo bajo una carreta que será conducida por una huérfana, Cithrin, disfrazada de muchacho. En su camino se encontrará con Marcus Wester, un antiguo héroe que toma a la joven bajo su protección.
Por su parte Dawnson Kalliam, un noble de Antea y amigo íntimo del rey, tiene sus propios problemas. Hombre intransigente, está anclado en el pasado y tiene muy claro su labor como fiel amigo del rey y del reino y de su papel en los juegos de poder de la corte. Él deberá lidiar con aquellos que quieren un cambio de poder. Le ayuda su mujer Clara, una persona inteligente que sabe que en ocasiones el destino de un reino está en manos de las mujeres y no de las espadas.
Ajeno a la banca y a las grandes intrigas está Geder Palliako, hijo de un noble de segundo nivel del que todos se burlan. Aficionado a la lectura y a los grandes eventos del pasado su deseo es hacer un ensayo especulativo y dejar constancia por escrito de sus pensamientos. Aprenderá que el valor de la sangre es diferente cuando quien la derrama es uno mismo.
Cada uno de estos personajes nos conduce al nombre que da pie a esta serie. Cithrin sería la moneda, ella representa los intereses de la banca, del oro. Es una joven que al comienzo es poca cosa, insegura y temerosa, pero que se transforma cuando hablamos de inversiones, cheques y préstamos. La daga estaría representada por diversos personajes, uno sería Marcus Wester, el antiguo soldado; también contamos con el noble Dawnson, muy fiel a los desafíos de espadas, y por último, aunque un poco sorprendente, por Geder Palliako, pese a ser un estudioso está en el ejército destinado a conquistar Vania, aunque no tiene muy claro que hace en medio de personas que lo le gustan.
La senda del dragón es un tipo de libro que se enmarca dentro de las propuestas que hemos visto en la literatura fantástica en los últimos años. Me refiero a que es un tipo de fantasía que se centra en mundo que tiene muchas semejanzas con la Europa Medieval pero que difiere sustancialmente en que sus cimientos se sostienen en un elemento mitológico o mágico que tiene un trasfondo de realidad. En este caso ese elemento peculiar corresponde a los dragones pues según las leyendas ellos dividieron la raza de los hombres en trece y fueron los constructores de las sendas de jade.
Pese a estas referencias no hay grandes manifestaciones de magia, aunque más bien podríamos decir que no hay ninguna o si la hay es tan sutil que pasa casi desapercibida salvo en pequeños detalles. Tenemos que exceptuar la peculiaridad del sacerdote que rinde culto a la reina araña, que proporciona más preguntas que respuestas. Supongo que en la segunda entrega de la serie se resolverán un poco más estas dudas.
Tampoco hay grandes batallas pues las contiendas –tanto grandes como pequeñas- se narran de una forma muy rápida y veloz pues lo importante no es el derramamiento de sangre en sí sino las consecuencias que estos combaten tienen en los personajes y en el trascurrir de la historia. La ciudad de Vanai ha sido destruida y sus habitantes masacrados, ¿qué pasará ahora con el hombre que dio la orden de matar a todos los habitantes? ¿Podrá seguir igual que antes? ¿Le perseguirán las pesadillas? El hecho de que el autor no se centre en las acciones sino en sus consecuencias resulta muy interesante porque nos permite adentrarnos en la mente de los personajes y de sus distintas motivaciones dando como resultado una historia mucho más creíble. No estamos ante caracterizaciones típicas sino ante hombres y mujeres que deben enfrentarse a difíciles decisiones muchas veces contra sus propios deseos o intereses.
Si no podemos decir nada desfavorable de los personajes no sucede lo mismo en cuanto la trama porque está centrada bien en las intrigas palaciegas –normal en este tipo de novelas- o en las andanzas económicas de una joven empeñada en crear su propia sucursal bancaria. Es en este último punto donde puedo ponerle el pero al libro porque personalmente el mundo bancario con sus tejes y manejes, me da igual, no es algo que me llame la atención. En cambio el mundo de los dragones y su desaparición, las diferentes razas humanas con sus desigualdades, los cultos y creencias y otros pequeños detalles que solo se mencionan brevemente me resultarían más interesantes. Quizá en problema es que estamos ante la primera novela de una serie de cinco libros –originalmente eran solo tres- de modo que en este primer volumen encontramos la presentación de los personajes, una caracterización básica del escenario en que se mueven, y el nacimiento de una serie de problemas que se agravarán con el tiempo. El caso es que este libro es una muy buena base para una novela fantástica pero bascula en cuanto a su contenido porque deja demasiados frentes abiertos. Ya hacía en final tuve la extraña sensación de que nada estaba claro porque primero me habla de una cosa, luego menciona otra y luego surge otra completamente diferente que no sabes muy bien de dónde ha salido y terminas pensando que el autor después de leer el primero borrador no le ha gustado lo que ha leído y lo ha añadido sin considerar lo escrito anteriormente.
Pese a todo lo que pueda parecer me ha gustado el libro –salvo esos pequeños peros-no en cuanto a la historia en sí, sino en cuanto a los personajes que se hacen a medida que vas leyendo los diferentes capítulos en más reales. Por eso espero que RBA se decida a publicar en siguiente libro porque tengo ganas de saber que va a pasar a continuación.
Clasificación: 7,50/10
Estoy por terminar el ultimo volumen de cancion de hielo y fuego y me he enganchado con el genero asi que creo que lo probare se ve bien. Saludos
No tiene mala pinta, pero está dando una pereza últimamente empezar más sagas…
Besotes!!!