Philomena, el drama de una madre

Años cincuenta. Irlanda. Philomena Lee es una joven soltera se queda embarazada y sin posibilidades de casarse con el guapo joven que conoció en una feria. Su única solución es ingresar en una institución religiosa que se encarga de las jóvenes desacarriadas como ella, pues su familia la ha repudidado. Su hijo se convierte en lo único que la impulsa a seguir trabajando hasta que un día el niño es arrancado de sus brazos. A pesar de sus intentos nunca lo ha vuelto a encontrar pero ahora, ya siendo una mujer mayor, y con la ayuda de un avispado periodista puede que por fin pueda volver a abrazar a su hijo.

Philomena es una película que trata de un tema de bastante actualidad en España -con propuesta televisiva incluida- que es la de una madre a la que arrebatan un hijo sin que ella dé su consentimiento. Un asunto muy delicado porque juega con los sentimientos de las personas a niveles muy diferentes y que puede dar a historias cargadas de dramatismo. Pero por suerte Stephen Frears, el director de esta cinta, ha sabido encauzar muy bien toda el argumento, alejándonos del sentimentalismo y de la lágrima fácil para contar una historia real que es lo suficientemente dramática para que no necesite recurrir a ningún elemento que la magnifique más. No vamos a ver grandes escenas de llantos o arrebatos de desesperación. Es todo más sosegado pero no por ello menos doloroso. Gran acierto también es el contar la historia a dos tiempos. A medida que vemos el viaje de Philomena como mujer ya mayor -interpretada por la genial Judi Dench, Skyfall– también asistimos a los sucesos que llevaron a que se viera obligada a separase de su hijo cuando era muy joven. Los recuerdos de la edad -esa puerta cerrada que impide que pueda hacer algo por su hijo, esas escaleras que conducen a lo inevitable, esa foto que lleva a todas partes- hacen que el pasado sea menos amargo de lo esperado porque Philomena, pese a todo lo que ha sufrido, sigue siendo una mujer de fe incluso cuando lo inevitable se presenta ante su puerta. Sólo se resquebraja al final cuando se da cuenta de que ha vivido rodeada de mentiras durante años. 

El contrapunto lo pone Martin Sixsmith – Alan Partridge perdón Steve Coogan – un corresponsal de la BBC en Londres que tuvo un desafortunado incidente que lo apartó de su profesión. Su proyecto de futuro es escribir un libro sobre la historia de Rusia, algo que por lo que él mismo puede apreciar, no le interesa a nadie. Pero como debe hacer algo -las facturas hay que pagarlas- decide hacer un reportaje sobre la historia de Philomena, no porque le interese realmente el drama de la señora, sino porque es una historia de interés social que siempre gusta a los medios de comunicación. Sixsmith no es un personaje que guste especialmente al principio porque se presenta como un oportunista, pero poco a poco va cambiando al ir profundizando más y más en la vida de Philomena. Y por eso, de ser un simple testigo que solo desea narrar los hechos, se convierte en parte de la historia y en cierto momento en el paladín de Philomena. 

Comentar que la historia se basa en el libro que Martin Sixsmith escribió y que Steven Coogan y Jeff Pope transforman en un guión cinematográfico con gran acierto.

Philomena es una gran película. La historia es sencilla pero está muy bien contada, y como hemos dicho, alejada de efectos dramáticos porque no hace falta ya que Judi Dench con solo una mirada o un gesto es capaz de mostar el sufrimiento de una madre. Su interpretación es increíble, hace suyo el papel de Philomena. A sus setenta y ocho años sigue siendo una gran dama de la interpretación. Steve Coogan está en su papel recreando un personaje un tanto cínico y esnob que demuestra al final tener un gran corazón.

 Una gran película que vale la pena ver.

Clasificación: 8,5/10