Si pienso en espías la primera image en la que pienso es la de James Bond, del mismo modo que si me hablan de detectives la primera referencia es Sherlock Holmes pero ni todos los espías son como el agente 007, ni todos los detectives tan sagaces como el residente de Baker Street. Y John Le Carré nos lo demuestra en esta novela, porque si bien Una verdad delicada es una novela de espías va más allá de las tradicionales y recurrentes imágenes que tenemos de los agentes del servicio secreto de su Majestad. Los espías no visten con alta costura, no beben bebidas simplemente agitadas no mezcladas, ni consiguen seducir a cualquier belleza que se les cruce por el camino. Los espías de Le Carré son más humanos y están plagados tanto de virtudes -el deseo de servir a su Majestad y de luchar contra los malos- como de defectos -ciega obediencia a sus superiores, carencia de criterio propio, irresistible impulso a ascender en la escala administrativa-. Y eso es verdaderamente terrorífico porque puedes confiar tu seguridad y por ello tu vida en una persona como James Bond que hará cualquier cosa para proteger lo que es correcto, pero más dudas se ciernen cuando dicha responsabilidad recae en personas cuyo principal objetivo es su propia seguridad.
Una verdad delicada nos introduce por ello en la parte más amarga, oscura y seguramente más real del mundo del espionaje. Los intereses comerciales de las grandes firmas armaméntisticas, las ideologías extremistas de los poderosos, los tratos de favor, la corrupción política, los personajes de dudosa moral y de aún más dudoso pasado.
Todo empieza con una reunión en la que Paul Anderson -éste no es su verdadero nombre- se encuentra en medio de una operación secreta en Gibraltar cuyo fin es atrapar a unos peligrosos terroristas internacionales con ayuda del gobierno de los Estados Unidos. Aunque la operación no se presenta tal y como se había planeado, parece que al final todo ha ido bien. Mientras tanto Toby Bell, un funcionario de Exteriores de treinta y un años, con un gran futuro por delante es asignado a ser el consejero del subsecretario de Estado de Asuntos Exteriores, Fergus Quinn, un hombre que parece esconder grandes secretos.
John Le Carré parece concocer muy bien el mundo del espionaje en todas sus dimensiones, desde el escalón más humilde hasta las altas cumbres adornadas con el brillo del dinero y de los secretos que no deben ser contados se reflejan aquí. No hay un hueco sin coser porque el autor logra dar puntadas delicadas pero cortantes tanto al transcurrir de la historia como a los personajes.
En cuanto a la historia está muy bien pensada, trazada al milítimetro aunque puede que no guste a todo el mundo, puesto que no hay grandes escenas de acción, ni giros bruscos que saquen al lector de su sopor. Como ya hemos comentado estamos ante un espionaje de altos vuelos lo que implica reuniones a cielo abierto, otras más clandestinas, llamadas de teléfono y conversaciones cargadas de significados lo que nos lleva a hablar de los personajes. Tenemos un elenco bastante amplio aunque sobresale Toby Bell porque es el que incia desde una visión algo egoísta toda la maquinaria que nos llevará hacia un final más que interesante.
Por último el estilo narrativo es muy bueno, con un estilo que me recuerda a las grandes obras de intriga británicas del siglo pasado aunque a veces suene algo artificial.
Un verdad delicada ha sido todo un descubrimiento. Mis referencias con los espías venía libros como Carta blanca de Jeff Deaver pero esta novela me ha permitido entrar en el mundo del espionaje desde otra pespectiva, que sinceramente asusta bastante.
Clasificación: 7,75/10
voy por la mitad del libro(pagina 200) y esta empezando a despegar la historia. este fin de semana lo termino. recomiendo de este autor el libro. la gente de smiley y el espía que surgió del frío. dos obras maestras.
he intentado en varias ocasiones leer un libro de este autor pero no he conseguido terminarlo, no consigo meterme en la trama y entenderla, así que no sé si al final me animaré a intentarlo con éste nuevo título del autor. Un beso
No he leído nada de este autor. También porque las novelas de espías nunca me han atraído. Pero me gustaría darle una oportunidad a este autor. Pero he visto tantas reseñas dispares de esta novela que no sé si será con ésta. No la descarto.
Besotes!!!
A mí también me ha gustado esta novela, al principio me costó un poco pero luego me fue atrapando y el resultado final ha sido positivo
besos