Realizar adaptaciones de clásicos cuentos infantiles es todo un riesgo porque casi todo el mundo conoce de qué van, así que desviarse un poco de la trama, crea, en ocasiones, más problemas de los deseados porque en un intento de hacer algo diferente, el espectador no siempre se termina entendiendo o bien la visión del director, o bien, el toque moderno de su trama. En cualquier caso realizar este tipo de adaptaciones solo funciona con seguridad en animación porque en el caso de actores de carne y hueso la cosa cambia un poco. Pero la ciudad del cine –léase Hollywood- está falta de ideas así que de vez en cuando resulta imprescindible volver a lo conocido.
Hace unos años asistimos a varios ejemplos de este tipo de cine, Blancanieves Mirror, Mirror, protagonizada por Julia Roberts, y Blancanieves y la leyenda del cazador, protagonizada por Charlize Theron. La primera resultó ser una simpática y afable comedia que no pretendía nada más que entretener a un público formado por padres e hijos; la segunda tenía un toque más negro que la hacía más adulta pero a la vez peor, tomarse en serio así mismo en ocasiones no es lo mejor. Otra cinta de este tipo es Jack el Caza Gigantes, que vio retrasado su estreno para mejorar sus beneficios. Película de corte familiar, nada original que no pasaba de un aprobado alto por culpa de un guión que no se arriesgada, y por la elección de un protagonista que no daba la imagen de héroe. Más decepcionante fue Alicia en el país de las Maravillas, en la que la visión de Tim Burton resultó exagerada en extremo.
A pesar de estos ejemplos Hollywood se sigue arriesgando con este tipo de historias porque pese a todo siempre tienen un público dispuesto a pagar una entrada. Hablamos de familias que desean tener una salida familiar en la que incluyan cine, palomitas y risas.
Pero llegó Maléfica y todo lo que hemos dicho antes se cae por su propio peso. Sí, se puede hacer buen cine contando un cuento clásico adaptándolo a los tiempos actuales y cambiando el punto de vista de la historia. Se puede contar un cuento clásico moviendo a los personajes, creando héroes donde hay villanos, y malvados donde hay héroes.
Maléfica nos cuenta la historia de la Bella Durmiente pero desde el punto de vista de la malvada bruja, de la que solo sabemos que lanzó un hechizo sobre la hija recién nacida del rey porque así lo quiso. Pero detrás de cada acción hay un motivo y esta película nos cuenta en motivo por el cual Maléfica –así se llama la bruja- se comporta de ese modo. Primero que vemos es la joven bruja viviendo en un lugar paradisíaco, habitado por seres mágicos. Allí todos bien en paz. Un día Maléfica (Angelina Jolie) se encuentra con un humano, Stefan (Sharlto Copley). Pronto se hacen amigos, y con el tiempo nace entre ellos el amor. Pero Stefan, es el sirviente del viejo rey, un rey que desea conquistar el lugar en el que vive la bruja. Como ella se lo impide proclama que casará a su hija, su heredera, con el hombre que consiga derrotar a Maléfica, y le devuelta el honor perdido en la batalla. Stefan, ávido de poder, traiciona la bruja. Él se convierte en rey, y ella, llena de dolor por la traición, en un ser frío. Y por eso cuando nace Aurora (Elle Fanning), la primera hija del rey Stefan, Maléfica la maldice.
Maléfica reinventa el cuento, o más bien, nos lo muestra desde el punto de vista de la bruja. Indaga en los personajes y en sus motivaciones, no centrándose solo en los hechos. Maléfica ha encantando a la princesa Aurora, pero lo ha hecho motivada por una razón. La reina de Blancanieves, Mirror, Mirror, tenía sus razones para actuar así, y la de Blancanieves y la leyenda del cazador, también, pero ninguna de las dos logra que nos pongamos de su parte, porque su retrato se queda en algo superficial al servicio del héroe –o más bien heroína- de turno. Aquí no, aquí Maléfica es un ser más complejo de lo que parece porque todo lo que hace lo hace para proteger aquello que ama, aunque sea a costa del terror, actuando no solo en el reino de los humanos sino también en el suyo propio. Es una bruja de gran corazón que actúa malvadamente porque se lo han roto en pedazos. ¿Pero la traición justifica actuar mal? Un interesante cuestión que no es abordaba en ningún momento, porque ésta es una película de corte infantil, no un sesudo estudio de la naturaleza humana.
Y por eso tenemos una caracterización de los personajes bastante bien definida, sobre todo si hablamos de los secundarios. La princesa Aurora, con sus casi dieciséis años, encarna la inocencia más pura. El rey Stefan, es la locura y su tiranía. Diaval, el fiel servidor de Maléfica, es la parte graciosa del dúo, fiel servidos, posee un gran corazón y actúa en más de una ocasión como el Pepito Grillo de su señora. Después están las tres hadas madrinas, cada cual más simpática; cada vez que aparecen en la pantalla nos hacen reír.
En cuanto a la trama, decir que es sorprendente no sería correcto, pero está muy bien planeada, y tiene un buen discurrir. El director ha hecho un buen trabajo seleccionado los tiempos de cada escena, no alargando en exceso ni las parte de acción, ni las más edulcoradas –Aurora es excesivamente dulce-, salpicando cada momento de detalles graciosos aunque escondan detrás un tono de tristeza.
Maléfica ha logrado dar con este tono perfecto de cuento clásico y visión moderna. Carece de la oscuridad que rezumaba Blancanieves y la leyenda del cazador, y es mucho más seria que Blancanieves, Mirror, Mirror. Se podría decir que reúne lo mejor de las dos, y renuncia a lo peor. En cualquier caso esta cinta no sería lo que es sino fuera por la presencia de Angelina Jolie que logra un gran trabajo de interpretación. Con un solo gesto lo dice todo. Agelina es Maléfica. Y Maléfica es Angelina. Es imposible imaginarse a otra actriz en ese papel. Los demás actores están más que bien, todos hace un buen trabajo.
Personalmente me ha encantado la película. Disfrutas de ella desde el comienzo y la sensación que te deja, una vez que sales del cine, es que el precio de la entrada ha valido la pena.