Tengo cierta predilección por las novelas policíacas ambientadas en el siglo XIX. Una época en la que todavía no se había avanzado suficientemente con las técnicas forenses para que un criminal pudiera ser atrapado por una huella digital o por un cabello perdido en el forro de un pantalón. CSI, en todas sus vertientes, ha sido una gran serie de televisión pero le quitó completamente el encanto a la trama policial porque la resolución dependía en última instancia de las maravillas de la tecnología no de la sagacidad del investigador. Y a veces lo lograban en menos de un día.
Han existido crímenes seguramente desde el mismo momento en que fuimos conscientes de nuestra propia existencia. Así nacen los criminales y los encargados de perseguirlos. Unos aspiran a no ser atrapados otros a hacer justicia. Pero ambos tienen algo en común, los dos usan su ingenio para conseguir sus objetivos. En The strings of murder, primer libro de la serie Frey & McGray, no es la clásica novela policial de finales del siglo XIX, tiene un toque que la hace diferente y en cierta medida refrescante.
El Inspector Ian Frey es uno de los mejores investigadores de Scotland Yard. De familia adinerada, se siente cómodo atrapando criminales. Su caso más famoso ha sido el del a Viuda Negra, una mujer que se casaba con sus víctimas y luego las asesinaba con arsénico. Gracias a la inteligencia de Frey fue atrapada. Ahora el caso más famoso es el Jack el Destripador, pero Frey no trabaja en él, ni espera hacerlo. Su jefe, además de su amigo y mentor, ha sido depuesto y su nuevo superior le odia. Su trabajo en el cuerpo de policía parece llegar a su fin, pero a Frey se le ofrece la oportunidad de ir a Edimburgo a investigar un caso que se parece mucho al del Destripador. Su misión es ponerse a las órdenes del Detective “Nine-Nails” McGray y atrapar al asesino. Pero McGray no es el típico policía inglés, es escocés hasta la médula y por encima cree en elementos paranormales.
The string of murder nos lleva al Edimburgo e 1888. Un violinista ha sido terriblemente asesinado, en concreto eviscerado con saña, lo que lleva a Scotland Yard a pesar que puede haber un imitador del famoso Jack el Destripador, que aún está sembrando el terror en Londres. Como no se desea causar más pánico envían a Ian Frey a ayudar en la investigación. El inspector Frey, es un personaje a la vez típico y peculiar. Es típico en cuanto a su forma de pensar, muy inglesa y muy de clase alta. Resulta divertido ver lo frustrado que se siente a veces con los escoceses a los que no termina de entender del todo. Además siente que su padre, que odia todo lo que está más allá del Muro de Adriano, tiene razón en alguna que otra cuestión. Su peculiaridad viene de que pese a ser un niño rico también es consciente de que ha encontrado un lugar en el mundo investigando crímenes, y no se siente avergonzado por ello, aunque le cause más de un problema en la relación con su elitista familia. Dejó de estudiar medicina cuando se dio cuenta de que no podría ver el sufrimiento de los pacientes, y el derecho cuando vino que no sería bueno retorciendo la verdad, además de que las leyes le aburren soberanamente. Podría vivir perfectamente de las rentas de su familia pero él deseó hacer algo más, y ser policía, investigar crímenes le salvó de ser como uno de sus hermanos pequeños, que se pasa la vida comiendo y acostado en el sofá. Y además es muy bueno en su trabajo, por ello cuando su jefe es fulminantemente despedido de su puesto, su lugar el cuerpo policial se tambalea hasta que se le ofrece el puesto en Edimburgo. Y él acepta sabiendo que será un periodo de tiempo breve hasta que las cosas se calmen el Londres.
Por contra “Nine Nails” McGray es todo un personaje. Típicamente escocés en sus vestiduras, en sus maneras y en su forma de entender la vida. Y para colmo y desesperación de Frey cree que hay elementos paranormales rodando por las calles de Edimburgo. La racionalidad de investigador inglés cocha con la manera más flexible de ver el mundo del escocés. Cada uno tiene sus razones para ser así. Se entiende la manera de ser de Frey cuando conocemos a su padre -todo un personaje-, y la de McGray cuando descubrimos la tragedia que se esconde tras su apodo.
Las diferentes personalidades forman un conjunto muy peculiar. Podríamos decir que la primera impresión de ambos fue desastrosa, y no es que haya mejorado mucho con el paso del tiempo -es divertido ver como se lanzan pullas sin parar- pero al menos al final del libro consiguen ser amigos y comprenderse en poco más. Sin duda forman una de esas parejas literarias donde los contrastes de los protagonistas realzan la trama.
En cuanto a la trama, empieza con un terrible asesinato en una habitación cerrada. Un violinista ha sido terriblemente asesinado y parte de sus vísceras removidas. Y hay muy pocas pistas para averiguar qué ha pasado. Seguramente con las técnicas actuales sabríamos quién es el asesino en un par de horas pero en este caso la verdad se descubre tras realizar muchas preguntas, lanzar muchas teorías, estropear muchos trajes, y recibir alguna que otra bronca del jefe supremo.
Creo que la manera en que el autor desarrolla los hechos es bastante buena y que te deja con la intriga sobre qué ha pasado casi todo el tiempo. Algo que no siempre se logra. Además juega con las creencias de McGray de que en la verdad se esconde algo más allá de la razón -el demonio, un rito satánico- así que mientras lees la novela te vas preguntando si estás ante un libro puramente de investigación policial o si a la vuelta de la esquina te encontrarás de pronto ante una novela de corte paranormal.
En cualquier caso me ha gustado el libro sobre todo por la pareja protagonistas, que se están lanzando los trastos con frecuencia pero que se están unidos bajo un objetivo común, atrapar a un asesino. No podemos dejar de lado los secundarios. Está el criado de McGray y el ama de llaves de Frey, sin olvidar a toda su peculiar familia en la que destaca un padre con ideas propias muy bien definidas y un hermano pequeño violinista profesional.
Ha sido interesante descubrir datos curiosos sobre los violines, sus leyendas y cómo se fabrican. Puede que la trama se enrede un poco en sí misma y pierda un poco en rumbo de vez en cuando pero ahí radica parte de su encanto.
El siguiente libro de la serie es A fever of the blood y el tercero A mask of shadows. Espero que ambos estén tan entretenidos como éste.
THE STRINGS OF MURDER (A Victorian Mystery, 1) Oscar de Muriel Editorial: Penguin Género: Histórico, Policial Páginas: 304 Más críticas/ compras: Casa del libro