Los Guardianes de la Galaxia. Vol. II

Los Guardianes de la Galaxia es una de mis películas favoritas dentro del mundo de Marvel Comics porque reunía todos los ingredientes necesarios para que fuera una más que buena película de súper héroes: humor, drama, aventuras, malos, buenos…  James Gunn, su director, habían logrado que estos ingredientes se combinaran de un modo preciso en una aventura de pura ciencia ficción muy diferente a la que podemos encontrar en Star Trek, o Star Wars.

Esta primera entrega contaba con un elemento muy importante: la sorpresa. Así que encauzar una segunda entrega que tuviera todos los elementos necesarios para hacerla tan memorable como la primera, sin repetirse, iba a ser una tarea hercúlea en muchos sentidos. Pero Gunn lo ha logrado en cierto sentido pues pese a los pequeños fallos de Los Guardianes de la Galaxia 2 es una película que se disfruta.

El final de la primera entrega nos dejó con el equipo formado. Peter Quill (Chris Pratt) se había convertido en el capitán del grupo y a pesar de que había empezado a entender su papel en el universo seguía teniendo sus dudas. Su capacidad para poder sostener el poder que originó todo el lío en la primera entrega hablaba de que su padre tendría que ser un personaje extraordinario. Así que para Quill había todavía muchos asuntos personajes por resolver. Y Los Guardianes de la Galaxia 2 es la respuesta a esas dudas. 

Si recordamos un poco la historia de Quill sabemos que su padre Ego, es un extraterrestre (un jovencísimo Kurt Russell) que tuvo una relación amorosa intensa con su madre, que murió cuando él era todavía un niño. Ahora indagamos más en esa relación y vemos cómo se fue fraguando. Y también entendemos porque Quill no ha conseguido superar la huida de su padre, ya que su padre lo seguía adorando hasta en sus últimos momentos. Ahora Peter conoce a su padre, un ser todopoderoso capaz de crear planetas, y ve la oportunidad de tener con él lo que siempre ha deseado, una relación padre-hijo. Pero no todo es tan fácil como parece.

Pero los problemas familiares también persiguen a Gamora (Zoe Saldana) que sigue teniendo sus más y sus menos con su hermana Nébula (Karen Gillan, Doctor Who), que aún se siente muy resentida por haber sido transformada en un ser mecánico. Todas las familias tienen sus problemas.

Por su parte Rocket vuelve a hacer de las suyas, y ha robado unas valiosísimas baterías que ha traído consigo que un mundo completo, Solvereing, los quiera muertos. Sí, Rocket consigue hacer amigos en cualquier lugar. Drax (Dave Bautista) tiene un papel más secundario ahora que su venganza está completa. Él es la masa bruta del grupo y que proporciona algún que otro momento gracioso debido a su forma simplista de pensar. Y queda el pequeño Groot, con su mente de niño que adora bailar y meterse en algún que otro lío. Es absolutamente adorable y su sola presencia hace que el resto del elenco deje de brillar.

También vale la pena verla por la relación entre Quill y Ego, porque la elección de Kurt Russell como padre de Peter ha sido todo un acierto. Ambos tienen una fisionomía que podría dar pie a un parentesco, y ambos personajes comparte un modo peculiar de ver la vida -divertido, irresponsable en ocasiones, serio en otros, cabezotas- aunque los objetivos de uno y de otro no pueden ser más diferentes. Ego quiere crear un universo diferente, Quill quiere proteger ese universo y guardar los preciosos recuerdos que tuvo cuando su madre vivía.

Dos horas y quince minutos puede que sea excesivo para esta película porque por momentos se siente demasiado larga, con escenas de acción que continúa y continúan sin pausa, en un espectáculo visual soberbio pero recargante debido a su duración. Es como si la película dijera «sí, he tenido momentos muy lentos y reflexivos durante la relación padre-hijo pero ahora viene la acción por partida doble». Esto hace que la cinta esté un poco desequilibrada. Quizá recortando alguna que otra escena -las de Quill y Gamora por ejemplo-  hubiera dado lugar a una historia más equilibrada.

Los Guardianes de la Galaxia no es la primera entrega. No creo que Gunn tuviera intención de copiarla, si bien ha seguido el esquema que caracteriza a la serie, ha abierto nuevas puertas y andado nuevos caminos, si bien no todos han llegado a un final satisfactorio. El humor por ejemplo, con chistes repartidos por doquier, no siempre aparece en el momento oportuno, o es tan tonto que carece de chispa, y eso que una de las virtudes de los Guardianes es el explotar un humor que podríamos llamar infantil. Sí, puede que la segunda entrega tenga sus altos y sus bajos, momentos en los que quieres que la película avance rápido y en otros en los que vaya más despacio. Pero en su conjunto vale la pena, porque al fin y al cabo estamos presenciando una de las aventuras de la banda de Quill, los guardianes más gamberros del universo.

Por último comentar que esta película es tan diferente a la de los demás héroes que solo por eso ya vale la pena verla, por el soplo de aire fresco que aporta al enorme universos Marvel.

Ah, y hay que estar sentado hasta el final porque hay escenas después de los créditos. Algunas divertidas y otras muy reveladoras.