Una de las cuestiones que más fascina al ser humano sin duda es el tiempo, y en concreto su discurrir. Podemos analizarlo desde una visión física -seguramente el gran Einstein tendría mucho que decir- o desde un punto de vista más mundano cuando luchamos contra él cada día a base de cremas, estiramientos y demás. El paso del tiempo es inevitable. Muchas veces desearíamos que no fuera así porque poder discurrir por el río del tiempo nos permitiría quizá subsanar aquellas meteduras de pata que han marcado nuestra vida. Esta fascinación por el tiempo, por controlarlo y por jugar a quebrantar sus leyes ha sido una constante en la literatura y también en el cine. Y en la animación japonesa es ya un tema clásico.
La Chica que saltaba a través del Tiempo (Toki o Kakery Shōjo) nos cuenta la fascinante historia de Makoto Konno, una joven que está estudiando el último año de secundaria y que aún no tiene claro su futuro. Ella está feliz disfrutando con sus dos amigos mientras intenta que los profesores no le riñan demasiado con sus meteduras de pata. Un día mientras cumplía con sus labores estudiantiles se encuentra en el laboratorio de colegio y algo extraño pasa. Su vida da un giro completo cuando después de un terrible accidente -muy importante para el discurrir de la historia- descubre que puede retroceder o saltar hacia atrás en el tiempo.
La Chica que saltaba a través del Tiempo está basada en una novela del mismo nombre escrita por Yasutaka Tsutsui en 1967, su adaptación cinematográfica estuvo a cargo de Mamoru Hosoda que trabajó con el guionista Satolo Okudera (Summer Wars) en el desarrollo del guión. Se estrenó el 15 de julio del 2006 y su éxito fue inmediato consiguiendo una gran recaudación. Su éxito no solo se centró en Japón porque consiguió el galardón de Mejor Película Animada en el Festival Internacional de Sitges. Y en el año 2007 obtuvo el premio como Mejor Película en la Tokio Anime Fair y el de Mejor Película por la Academia de Cine Japonesa. Estamos sin duda ante historia que no solo consiguió atraer a los espectadores al cine sino que también logró el apoyo de la crítica. ¿Por qué tal éxito? La respuesta es muy simple: es una muy buena película.
Esta película tiene muchas virtudes. La primera viene de la mano de su protagonista, Makoto, una joven un tanto atolondrada que disfruta pasando sus días estudiantiles en compañía de sus dos amigos. No tiene claro cuál es su futuro aunque sus profesores le están presionando para que lo decida pronto. Su vida no es muy diferente de la que llevan sus compañeros de clase. Pero todo cambia cuando, tras un desafortunado incidente, logra el poder de saltar a través del tiempo. Y cuando digo saltar, es saltar porque para retrocede hasta el momento que ella desee debe dar un buen salto, aunque la caída posterior sea dolorosa. En ese momento su primer impulso es usar su recién adquirido poder para comerse el pastel que su hermana se comió antes que ella. Y luego volver a comerlo otra vez. Con sus amigos puede estar horas y horas en el karaoke sin gastar mucho, solo tiene que saltar hasta retroceder un hora. Queda claro que Makoto se comporta como cualquier otro ser humano se comportaría, realizando aquellas labores que más nos gustan una y otra vez. Pero retroceder en el tiempo y cambiar el pasado dirigiéndolo hacia un nuevo presente tiene sus riesgos porque se puede dañar a los que está alrededor. Y nuestra joven heroína, a pesar de los consejos de su tía, no es capaz de comprenderlo del todo. Sólo cuanto todo parece perdido es cuando se da cuenta de que el esfuerzo para lograr lo que desees es el único camino para conseguirlo. Y que a veces hay que sacrificar algo -como cantar diez horas nuestras canciones preferidas- si no queremos perder lo que más nos importa.
Después de todo esto puede parecer que estamos ante una película seria y con toques melodramáticos pero La Chica que saltaba a través del Tiempo es muy divertida, con toques dispersos aquí y allá que te hacen sonreír a la vez que te permiten reflexionar sobre qué haríamos si fuéramos Makoto.
La trama está muy bien entrelazada y no resulta extraño imaginarnos la parte de ciencia ficción. En ocasiones cuando se une la cotidianidad de una historia -colegio, profesores, amores de juventud, miedo a ser adulto- con una parte de ciencia ficción no siempre se logra unir ambos con fluidez, pero en este caso no ha sido así. Nos parece normal que Makoto pueda saltar en el tiempo, no resulta peculiar, chocante o chirriante sino que es algo que se adapta muy bien a su personalidad. E incluso la explicación final, la inesperada respuesta que da sentido a lo que le ha sucedido a nuestra protagonista, es perfecta porque si bien nos proporciona los datos que necesitamos para entender todo la trama, abre nuevas caminos que nos gustaría explorar más. Sin duda un muy buen final, no solo por la sencillez que destila sino porque nos permite pensar aún más.
En cuanto a la animación, me ha gustado. Es una animación muy elástica en sus formas, casi caricaturesca en algunas ocasiones. Sé que para algunos espectadores puede haber fallos en la forma de dibujar a los personajes pero más que errores creo que es la forma expresiva de la película, la manera que tiene de moldear y delimitar sus personajes y que conjugue perfectamente con el tema a tratar. Puede que sea algo deseado por el director o una consecuencia de una animación no muy pulida, pero para mi ha resultado perfecto porque consigue que los personajes expresen completamente sus emociones, incluso en momentos de completo silencio.
La Chica que saltaba a través del Tiempo se puede encontrar en España en DVD que cuenta además con un doblaje al castellano muy bueno. Pero si la queréis ver en la televisión la podéis ver en Amazon Prime -la he visto en esta plataforma- y en Nexflit.