La animación que llega de Japón suele ser un aire de aire fresco, al menos para mí. Sí, se basan en la tradicional forma de animar -dibujo pero con las nuevas tecnologías- pero después de ver decenas de películas estadounidenses creadas por ordenador empiezo a tener la sensación de deja vu con ellas. La excepción es evidentemente el estudio que hace películas con muñecos, Laika – Mr. Link. El origen perdido– pero poco más. Así que para disfrutar de la animación más clásica me voy al otro lado del mundo. Una de las últimas películas de las que disfruté un montón fue “Mirai, mi hermana pequeña y “Mary y la flor de la bruja, así que cuando un Movistar puso en su catálogo Okko, el hostal y sus fantasmas, no había duda de que la vería. Y seguramente en más de una ocasión.
La animación japonesa suele tratar el tema de la muerte de una manera un tanto peculiar, a veces casi sorprendente. Tenemos propuestas muy dramáticas mientras que otras son más llamativas con un toque de humor muy tierno. Pero también propuesas en las que el tono oscuro es algo casi aterrador. Por suerte Okko, el hostal y sus fantasmas se enmarca en la clásica película infantil que tiene como principio una tragedia pero pero que mira hacia el futuro, no hacia el pasado.
Basada en una serie de libros del escritor infantil Hiroko Reiji, Okko es una niña curiosa y llena de imaginación que después de perder a sus padres en un accidente de tráfico, debe ir a vivir con su abuela al campo, en el pequeño hostal que regenta. Allí Okko intenta superar su tristeza y lo logrará con la ayuda de Uribo, un niño fantasma, un ser mágico, una niña misteriosa…
Okko, el hostal y sus fantasmas está dirigida por Kitarô Kôsaka, un veterano del mundo de la animación que ha trabajado para los Estudios Ghibli, para los que realizó estupendas películas como El viaje de Chihiro, El castillo ambulante o La princesa Mononoke. Se puede decir que este director ha estado entre las grandes películas de animación japonesa de las últimas décadas.Y esa buena labor se aprecia en su última película, que es la de su debut como director.
Sin duda es una película a la que el clasificativo de deliciosa le viene perfecta, pero quedarse en que es una propuesta para el puro disfrute no sería justo. Okko es una niña que tenía una vida perfecta con sus padres y que de pronto se ha visto que todo lo que conocía ha desaparecido: sus padres ha muerto, se ha visto obligada a vivir con su abuela, no se siente cómoda en medio del campo… Pero Okko es una niña resuelta y con la ayuda de un nuevo amigo, Uribo, empieza a descubrir las maravillas de la posada, la magia que tiene el lugar y que aún hay tiempo para curar sus corazón. Hay momentos muy tiernos, e incluso las escenas tristes son retratadas con mucho respecto, huyendo de lo más melodramático, así que es una película perfecta para los pequeños de la casa, que no se verán traumatizados por lo que le sucede a nuestra protagonista, aunque es casi inevitable no sentir del dolor de la niña cuando asume completamente su pérdida. Para ayudar a Okko en su viaje de curación, está su abuela, una anciana señora muy respetuosa con las tradiciones que ve como su edad le va impidiendo cumplir con sus obligaciones como regenta de la posada; Uribo es el fantasma de un niño no de la época de Okko, el misterio que le rodea es interesante y contrasta muy bien con el reciente dolor de Okko, él representa a los que se han ido y ella a los que se quedan aquí y tienen que asumir esa pérdida; también hay una niña fantasma, una bella mujer que parece ser una pitonisa muy peculiar… y no podemos olvidar a los huéspedes y a la propia posada, una típica casa japonesa tradicional.
Okko, el hostal y el fantasma –podían haber evitado en el título la parte del fantasma- no es la típica propuesta de animación estadounidense, con personajes sobrecaracterizados y situaciones graciosas para conseguir la risa fácil. Okko es una película infantil que nos cuenta como una niña se enfrenta a una pérdida y cómo la logra superar, aunque para ello se deba recurrir a un fantasma con un gran carácter. Hay humor, momentos tristes, tiernos y otros raros pero es una película perfecta llena de imaginación y es perfecta para disfrutar cualquier día de la semana.
Okko, el hostal y el fantasma
Director: Kitarou Kousaka
Género: Animación, animación japonesa
Duración: 120 minutos
Pues tendré que darle una oportunidad.
Besotes!!!