«Klaus», una atípica película que tienes que ver estas Navidades

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Cada Navidad tenemos un buen puñado de películas que explotan el género hasta unos extremos que, a veces, causan miedo. Elegir entre tanta propuesta es un poco arriesgado al menos que no tengas problemas con las tramas súper dulzonas y muy bien intencionadas. Y el género de animación no es una excepción. ¿Qué película  animada considerarías clásica desde tu punto de vista? ¿Aquella que no te importa ver una y otra vez? En Halloween está claro que yo elegiría Pesadilla antes de Navidad y en Navidad El origen de los Guardianes aunque su temática no es completamente navideña. Pero ahora eso ha cambiado, Klaus está destinada a ser esa pequeña joya que disfrutas año tras año y que con el tiempo se puede llegar a ser todo un clásico.

Siendo sincera no esperaba mucho de Klaus simplemente porque detrás estaba Netflix, que tiene más consideración al plano económico que al artístico. Tampoco ayudaba que detrás del proyecto estuviera Sergio Pablos entre cuya filmografía destaca Gru, mi villano favorito y sus secuelas, películas graciosas y nada más, aunque eso muy rentables gracias a los personajillos amarillos. Esperaba que Klaus fuera una película de fácil visionado que abusara en su justa medida del sentimentalismo propio de esta época.

Me alegra admitir que estaba equivocada. Cuando visioné el primer avance mis esperanzas crecieron mucho, la elección de animación, al más puro estilo artesanal me encantó y me recordó mucho al estilo de animación de los países del norte de Europa de la décadas finales del siglo XX. Solo quedaba la historia.

klaus-7-Klaus  cuenta el origen de Santa Claus desde un punto de vista diferente, porque el protagonista es Jesper, un cartero muy, pero que muy vago gracias a que su familia posee la empresa de mensajería. O sea, su padre es el dueño de Correos, y lo ha enfuchado  en la empresa para hacer de él alguien trabajador, pero Jesper sigue disfrutando de sus privilegios para no hacer nada. Su padre cansado de él, lo envía a remoto poblado del norte, a la aislada isla de Smeerensburg, con el reto de sacarlo de aquel lugar si logra que se envíen seis mil cartas en un año. El problema es que el poblado está en guerra, los Ellingboes y los Krums, llevan luchando entre ellos desde siglos y no están para mandar o recibir cartas. Jesper no está dispuesto a rendirse, y por casualidad encuentra a Klaus, un carpintero que está viviendo solo en el bosque y que ha guardado todos los juguetes que ha ido creando durante años. El plan de Jesper para salir de la isla comienza a dar sus frutos.

Es indudable que al ser una película navideña deber tener elementos que la identifican, que en este caso es el paso de un pueblo en guerra a un pueblo en paz, de personas que se odian entre sí a aquellas que se apoyan mutuamente. Como bien dice Klaus, un pequeño gesto de amabilidad lo puede cambiar todo. Hay un trasfondo de buenas intenciones, de moraleja, pero es narrado de un modo distinto. Pero también a lo largo de la película hay un tono oscuro, no diría cínico pero si retorcido cuya base es que Jesper está haciendo todo lo que está haciendo en beneficio propio, eso le otorga a la trama un humor no tan blanco como lo esperado en este género. Sí, puede que con el tiempo nuestro cartero vaya aprendiendo a valorar la amistad con Klaus, su relación con los niños del pueblo o con la peculiar y desilusionada maestra metida a pescadera, pero sigue siendo un poco egoísta y manipulador en sus decisiones.

Klaus 2

La historia también tendrá su parte triste, pero incluso ésta está bien interconectada en la trama general, y al final descubre que es el verdadero origen del milagro. Su final, amargo y que puede provocar alguna que otra lagrimilla, está bien pensado.

A pesar de todo ello no hay que olvidar que Klaus es una película animada para los más pequeños, y que por ello cuenta con muchos elementos que parecerán sencillos o algo tontos a los que ya tienen una edad. Pero en cierta manera en esos pequeños elementos también encontramos la magia de la historia porque es una película que como adulto, puedes realmente disfrutar con los niños de la casa sin que parezca que te están torturando mentalmente.

La animación ya he dicho que es fantástica, en la clásica animación en 2D con personajes que se configuran en base a colores y sin líneas marcadas. También se aprecia tecnología de CG para conseguir movimiento en 3D que solo consigue dar más riqueza a su visionado.

Klaus es una maravillosa película animada que cuenta con una trama muy solvente y un buen toque de originalidad, además demuestra de que no deberíamos dejar de lado la animación tradicional en favor de la creada por ordenador. Ambas pueden convivir perfectamente.

 

KLAUS
Director: Sergio Pablos
Género: Animación, aventuras, comedia
Duración: 96 minutos
Visionado: Netflix

2 comentarios sobre “«Klaus», una atípica película que tienes que ver estas Navidades

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