Almendra de Won-pyung Sohn seguramente será de estos libros que terminarás leyendo porque alguien te lo ha recomendado, como ha sido mi caso. Y será una recomendación que agradecerás enormemente porque pocas veces te puedes encontrar una novela de poco más de doscientas cincuenta páginas que hable tanto del amor pero que cuente con un protagonista que no puede sentirlo. Contradictorio, ¿verdad?.
Almendra nos cuenta la vida del joven Yunjae, un joven de dieciséis años muy diferente a los demás. A esta edad todo debería bullir dentro de uno, dejas la parte de la niñez atrás y el ser adulto comienza a ser una realidad. Es una época en la que estás un poco el el límite entre entre lo que fuiste y lo que puedes llegar a ser. Las emociones, las malas y buenas decisiones, los conflictos con los padres, la rebelión juvenil… Pero Yuanjae no siente nada de eso porque él nació con un pequeño problema: su amígdala es del tamaño de una almendra, y eso provoca que sea incapaz de entender los sentimientos de los demás. Esta es la historia de cómo poco a poco va entendiendo qué significan los sentimientos, el amor.
Hay libros que te hacen reflexionar mucho, y otros que te dejan fría. Una de mis últimas lecturas, La gravedad que nos atrae, no me pareció muy bueno pero a muchos lectores les gustó mucho, tanto como para darle la máxima puntuación. Quizá por eso entiendo que Almendra no tenga tantos lectores entusiastas a su historia porque no es apta para todos los paladares. Y lo digo con el buen sentido de la palabra, porque no es un libro fácil y eso que Won-Pyung Sohn ha conseguido darle un toque de cotidianidad que descarga de la trama gran parte de la carga dramático que lleva implícita.
No es fácil leer novelas donde los protagonistas sufren de alguna característica que los distingue de los demás. Podemos ver personajes ciegos, con alguna cojera, con problemas de alcoholismo, algún que otro lucha contra la depresión… pero raramente se adentra uno en los problemas que llevan implícito una anomalía genética. Uno de esos libros es El curioso incidente del perro a media noche de Mark Haddon, el otro que me viene a la memoria es La lección de August pero este estaba tan edulcorado que perdía gran parte de su esencia. Quizá por eso me ha gustado tanto este libro, por la simplicidad en que narra todo, por el rechazo a suavizar una realidad que no es dulce, por enfrentar al protagonista con la vida diaria en la que entender las emociones de los demás resulta algo fundamental.
Yunjae es el que nos cuenta la historia, a través de él vamos conociendo a sus familia, al padre que nunca conoció, a la madre que lo quiso proteger de todo pero a la vez le enseñaba a relacionarse con los demás, a su abuela que lo llegó a entender mejor que nadie. Son precisamente su madre y su abuela personajes centrales de la primera parte, su manera de entender la vida y a Yunjae es muy interesante y demuestra que ante un problema las personas actúan de diferente manera.
Con el tiempo nuestro protagonista va creciendo y su mundo se va ampliando más. Un vecino, un hombre dispuesto a cumplir el último sueño de su mujer, un compañero de clase… Ha sido muy interesante ver como nuestro protagonista va relacionándose con cada uno de ellos pero también es gracioso ver cómo su incomprensión para entender sus propios sentimientos y los de los demás lo meten en alguna que otra situación graciosa, aunque sinceramente incluso en esos momentos es imposible desprenderse de la tristeza que anida en la historia.
Sin duda gran parte de que me haya gustado tanto el libro es que me encantó en estilo de la autora, está muy bien escrito, no abusa de las descripciones y se centra más en los personajes, algo que ayuda mucho a la novela.
Si bien es cierto que la novela empieza a flaquear un poco hacia el final -un final que podría dar una más que amplia discusión- la impresión que me dejó es demasiado buena para ponerle pegas. Puede que no sea un libro de diez y que en algunos momentos la autora se deje llevar por sus buenas intenciones hacia Yunjae queriendo que encuentre algo de felicidad, pero es que es un libro que me ha hecho reflexionar sobre lo que supone no entender los sentimientos de los demás. Puede que Yunjae no pueda comprender esas emociones porque su amígdala es pequeña pero en muchas ocasiones nosotros tampoco entendemos lo que les sucede a los demás porque somos demasiado egoístas para ver que no somos el centro del mundo. Yunjae tiene un motivo para ser indiferente pero ¿cuál es nuestro motivo?
Almendra es una novela que me gustó mucho y estará en la lista de las mejores de este año. No puedo más que recomendarla.
ALMENDRA
Won-pyung Sohn
Narrativa contemporánea. 256 páginas. Publicado 3 marzo 2020 por Temas de hoy.
Goodreads, Casa del libro