Me gustan mucho las historias de dragones buenos así que siempre que tengo oportunidad -y veo un dragón en la portada- compro el libro. En este casi mi tentación fue Dragon Mountain escrito a cuatro manos por el matrimonio Tsang, ella Katie y él Kevin.
Pido opinión. Existe un campamento en medio de China para niños especiales -no se sabe qué tienen de especial- de todas las nacionalidades pero los protagonistas de esta historia son curiosamente un niño de California -de padre de Hong Kong y de madre caucásica-; una niña rubia que va a concursos de belleza y practica artes marciales y es insoportable; un niño de Irlanda con gafas, y una niña china que es de temperamento tranquilo. O sea, de doce niños los protagonistas son tres hablantes nativos de inglés y una niña china, que supongo que tiene que estar ahí porque la historia está ambientada en China y a alguien hay que meter.
¿Soy yo o esa historia está contada desde un punto de vista muy estadounidense? Entiendo que la escritora es de ese país, y su apellido viene por parte del marido, pero si vas ha escribir una historia ambientada el China con dragones ¿por qué tienes que escoger a protagonistas que parecen modelos de hijos de serie cutre de televisión? Si eliminas de la ecuación a China y colocas el campamento en medio de Colorado el resultado sería igual. Ambientar una historia en China y jugar con la baza de la diversidad es algo bueno pero siempre hay que respetar la cultura que vas a utilizar. Y mucho más cuando no es la propia o peor, fue la propia de tus ancestros. La verdad no me extraña que ciertos lectores se moleste con estas cosas.
Pero vamos con los personajes. Billy vive con sus padres y su hermano mayor en California, y es un gran surfista. No es el típicos rubiales sino que su pelo es oscuro pero entra dentro del modelo mental que podemos tener dentro de ese tipo de personajes.
Dylan es un niño irlandés de gafas y entra de ello en lo que podemos llamar un irlandés típico de esa edad, solo le faltan unos cuantos años y una cerveza en la mano para ser el modelo irlandés perfecto.
Charlotte es una niña del medio oeste estadounidense. Es rubia y de buenas proporciones. Va a concursos de belleza, práctica artes marciales y es absolutamente insoportable. Siempre tiene que dar su opinión que además es la única que es válida lo que la convierte en una maleducada al no respetar lo que opinan los demás. Se cree que lo sabe todo y eso hace de ella un ser desagradable desde mi punto de vista.
Ling-Fei es la niña china. Tiene todas las características físicas que se supone tiene una niña de esa nacionalidad pero también las psicológicas, o sea, es dulce, tranquila y seguramente muy estudiosa.
Es cierto que todos son prototipos de su personaje pero esas características podían variar a lo largo de la novela. Hay que considerar que es un libro para niños de 10 ó 12 años y no pueden existir elementos muy complejos al comienzo así que es normal que se presenten a los personajes en sus elementos básicos y luego, con sus interacciones, vayan evolucionando. Así se consigue personajes ricos en profundidad. Esto no lo vas a encontrar aquí porque no hay evolución en sus personajes, por no haber, no hay ni conflicto. Los cuatro se llevan tan bien y están tan en armonía que da un poco de repelús. Quien haya estado con niños de esa edad sabrá que por mi bien que se lleven, cada uno tendrá su propia opinión y la dirán en voz alta.
En cuanto a los dragones. Pues al principio son ¡Madre de Dios, nos van a comer! a pasar a ser sus amigos del alma. En modo literal. No tengo muy claro sus características excepto que cada uno tiene un color diferente, como los teletubbies y personalidades también muy diferentes, que evidentemente, entran dentro de la categoría de prototípicas: el duro, el blandito, la dulce, la serena.
En cuanto a la relación entre los niños y los dragones hay muchas cosas que me resultan peculiares. Los niños van vestidos para luchar contra los malos como si vistieran trajes de neopreno completo. ¿Qué? Pues sí, y cada uno a juego con el color de sus dragones. Pero lo peor es que los niños tratan a los dragones como su fueran sus mascotas, del mismo modo que tratarías a tu perro, gato, tortuga o caballo. Cuando se refieren a los dragones – y se refieren a ellos muchísimo, generalmente en una escena cada personajes tiene que hacer una declaración de bienes y así cubrir cuota de palabras- lo hacen con la frase nuestros dragones, siempre en modo posesivo como si de un objeto se tratase. No dicen: amigos, compañeros o aliados.
En cuanto al mundo mágicos, es demasiado simple, pero no sé si porque los autores así lo han determinado a la espera de desarrollar más el concepto en otros libros, o es que no han puesto mucho interés en ello. O no saben. En cualquier caso, ir a un mundo de dragones, poner algunos árboles raros y bichos raros saltando por ahí, no es suficiente para recrear un escenario digno. Pero, recordad, que es un libro para niños de unos 10 años de edad así que a lo mejor mi visión de adulta lo tergiversa todo. Y esto me lleva a otra idea.
Desde mi punto de vista, y conociendo a niños de esta edad que saben más que mi abuela, no les recomendaría esta novela porque no hay grandes elementos mágicos sino que todo es demasiado sencillo y simplista. La manera en la que se deshacen el guardián -horrorosa, todo mi apoyo al tigre- o del sapo es un ejemplo. Yo lo recomendaría para niños un poco más pequeños, para los más adultos sería demasiado infantil y carente de emoción.
Puedo decir que el libro no me ha entusiasmo mucho pero mis expectativas eran leer una novela de dragones en China con protagonistas del lugar así que me quedé un poco chafada cuando me di de bruces con los que protagonizarían la novela. Podía salvar este hecho si hubiera emoción, pero no la hay. O grandes descripciones de lugar, que no las hay. O grandes personajes, que tampoco hay.
No puedo dejar de hablar del final que es totalmente abierto. O sea, en sentido estricto no habría final porque nada se ha conseguido y deja a los niños y dragones con la amenaza de un gran peligro. Sería interesante encontrarse con una novela infantil que no suponga entrar de lleno en una serie. Que su primer volumen pueda leerse con si fuera una obra única, y con los demás siguiendo la misma regla aunque manteniendo un hilo común. Héroes por accidente de Lian Tanner o El tiempo de los magos de Cressida Cowell son dos buenos ejemplos de ello.
Lo único que puedo decir de Dragon Mountain» es que está bien escrito considerando la cantidad de libros que hay en el mercado eso no significa nada. Seguramente a los lectores que avanzan desde lo infantil a lo juvenil les gustará, pero para los que buscan algo con más sustancia se quedarán un poco decepcionados.

DRAGON MOUNTAIN (Dragon Realm, 1)
Katie Tsang, Kevin Tsang
Fantasía Juvenil
256 páginas Simon & Schuster Children´s Setptiembre 2020
Esta vez no es para mí así que lo dejo pasar.
Besotes!!!