Un lugar desconocido de Seicho Matsumoto es una novela que salió a la luz por primera vez en junio de 1971 que ha sido traducida y publicada en nuestro país por Libros del Asteroide. Tiene por lo tanto cincuenta años y por ello hay que considerarla desde la perspectiva de que estamos leyendo una novela en cierto sentido histórica, aunque puede que muchos de los elementos que en ella se aprecian aún continuen vigentes en el actual Japón. El crimen no conoce fronteras, ni siquiera las que marca el tiempo.
La novela arranca con Tsuneo Asai, un empleado público que trabaja para el ministerio de Agricultura, y que a pesar de no ser un oficial de carrera ni tener conexiones sociales debido a su modesto origen familiar, ha ganado la confianza de sus superiores y de la de sus subordinados. su plan es llegar a ser director del departamento en el que trabaja, y poco a poco parece que lo va consiguiendo. Durante un viaje de negocios con los empresarios de Kobe recibe la noticia de que su joven esposa, Eiko, ha muerto de un ataque a corazón. Regresa rápido al hogar y en unos días los preparativos para el funeral ya están listos. Eiko era su segunda mujer, la conoció a través de una casamentera, y a pesar de que su matrimonio era tranquilo sin ninguna afección sexual, la quería a su manera, por eso pronto le asaltan las dudas sobre cómo murió realmente. Es cierto que sufría del corazón y su muerte está muy clara, pero qué hacía Eiko en el lugar donde ocurrió la desgracia, por qué estaba allí, qué secreto escondía.
Hay algo peculiar en la cultura japona que en cierto modo es fascinante. Y leer libros con ciertos años a las espaldas hace que los contrastres culturales sean más agudos. Quien haya visto Mulan, la película de Disney sabrá que la joven protagonista va a una casamentera ha conseguir marido, pues Tsuneo Asai, después de perder a su primera mujer -no se habla casi nunca de ella, ni su nombre, o las causas de la muerte- y de guardar el riguroso lugo de un año acude a una casamentra para buscar una nueva mujer. Le presentan a Eiko, no se desagradan mucho y se casan. Él se centra en su ascenso laboral, ella en su poseía, en sus cursos de manualidades y en ser una esposa modesta pero no molesta. Su condición física le impide grandes sustos o esfuerzos así que no hay posibilidad de hijos -algo que en cierta manera nunca se plantearon incluso antes de saber el estado de salud de ella- y sus encuentros sexuales se reducen a ser inexistentes. Pero no hay problema para ellos, se quieren a su manera. O eso parece porque cuando Eiko muere Tsuneo empieza a investigar la vida de su mujer y lo que descubre lo sorprende.
Creo que Tsuneo Asai puede ser el típico japonés, o al menos la idea que los occidentales tienen de los japoneses -la mayoría de ellas preconcepciones no reales- porque parece que lo principal para él es tener un buen trabajo y poder asender poco a poco en la escalera ministerial para tenerminar con un muy buen puesto cuando se jubile. Cuando lo conocemos es imposible no ponerse de su lado, su esposa Eiko acaba de fallecer, pero ya intuyes que algo irá un poco mal cuando antes de derrumbarse por la triste y repentian noticia, desea dejar sus asuntos de trabajo bien arreglados. Aquí ya se aprecian que hay dos elementos que marcarán la novela: Eiko y su trabajo. ¿Cuál es más importante? Pues lo vamos descubriendo poco a poco. Y la respuesta es terrible.
Así pues Tsuneo, intrigado por lo que le sucedió a su mujer, empieza a investigar y se lanza en una doble vida, por una parte la del marido que puede haber sido engañado por su apática mujer, y la la segunda, la del funcionario público ejemplar. El primero indaga en hoteles, en las calles, acude a detectives… El segundo sigue el ritmo del trabajo con precisión y con una efectividad soprendente.
Esta novela tiene su propio tiempo tanto a la hora de narrar lo que pasó con Eiko como a la hora de contar el desarrollo personal de Asai. Ambos elementos van unidos de la mano, y solo comprendemos las acciones de Tsuneo cuando relacionamos las dos. De modo que con el tiempo vamos descubriendo la realidad de la vida cotidiana de la pareja, las aspiraciones de ambos, y los secretos que Eiko guardaba ante un marido que le era indiferente y que luchaba más por elevarse profesionalmente que por tener un buen matrimonio. La labor de Matsumoto para describir lo que le ocurre a nuestro protagonista es magnífica, una muy buena descripción psicológica que nos lleva a entender las acciones del Asai y a descubrir sus diferentes facetas: como marido, funcionario, viudo, investigador… como estás se mezclan, se priorizan, se desvanecen y se fortalecen hasta llegar a un momento donde todo se borra con una simple acción. Y aparece un nuevo rol. Y un nuevo temor, el de perder el papel que ha marcado su vida: el de un gran funcionario público sometido a escarnio por sus acciones.
No se puede decir mucho más de esta novela sin empezar a destripar todo su contenido. Decir que tiene muy buena prosa pero es pesada y en cierta manera repetiviva, es un estilo que va bien con el momento en que se escribió pero que no resulta demasiado fluida en la actualidad. Así que si se decide leer Un lugar desconocido hay que hacerlo con paciencia y seguir las aventuras funcionariales de Asai sin desfallecer. De ese modo se conseguirá indagar más en la personalidad del protagonista, en saber cuáles son sus verdaderas pasiones o intereses, y se aprenderá a la vez los problemas a los que se enfrentó la industria cárnica y agraria del Japón de principios de los años setenta. En este último punto es bastante ilustrativo. No puedo olvidar mencionar que también aprendemos sobre la sociedad japonesa del momento -supongo que algunos elementos que aquí se describen han cambiado con el tiempo- como dar dinero en los funerales, que un recién viudo se pueda al pasar por e laltar al cabo de un año sin ningún problema, es más, la gente de su alrededor ya le pregunta a Tsueno cuando se volverá a casar cuando la pobre Eiko acaba de fallecer. La idea de un hombre o mujer soltero parece que no es aceptada, y por eso aún existen las casamenteras que te buscan un o una candidata a la que no tienes que amar, para el amor ya están los hoteles que bordean algunos barrios de Tokio o ciertas profesionales del Barrio Rojo. Quizá por ese motivo tampoco hay mucho interés en tener hijos, o en tener solo uno.
Un lugar desconocido me ha gustado a pesar de que el estilo de Seicho Matsumoto me ha parecido difícil de masticar en ciertos momentos pero este estilo tiene su razón de ser. Al menos en esta novela. No sé si Matsumoto escribe igual en otras de sus obras, o adapta su pluma según los requerimientos de los personajes o la trama porque es la primera novela que leo de él, y espero que no la última.

- «La ley de Lidia Poët». Drama histórico de una abogada sin licencia.
- «La biblioteca de la medianoche», Matt Haig. Autoayuda disfrazada de ciencia ficción.
- «Time warriors», Amy Jarecki. Otra aventura juvenil de ciencia ficción mediocre.
- «El procurador», M. W. Craven.
- «The visitor», Lee Child. Apática novela de intriga.