Este sábado se ha emitido en último episodio de la décima temporada del Doctor Who. Este episodio será en final para Peter Capaldi como Doctor en una despedida que es muy agridulce. Dulce porque esta temporada ha sido excelente, de las mejores en los últimos años. Todos los episodios han aportado algo nuevo y fantástico. Han estado cargados de emoción, intriga y han conseguido volver a sacar a la luz la magia que posee esta serie y que había dejado de brillar hace unas temporadas. También demostró que no solo es importante quién interprete el personaje del Doctor Who, sino que resulta crucial dotarlo de compañeros que saquen lo mejor de él. Esta temporada también reafirma mi idea de que Peter Capaldi podría haber llegado a ser considerado por muchos como uno de los mejores doctores – atención a los últimos minutos del episodio- sino no fuera porque en sus primeras temporadas ha estado lastrado por Clara, la herencia cargante del anterior doctor.
El último episodio cierra el ciclo de la temporada que se inició con el Doctor dando clases en la universidad, acompañado de Nardole, un peculiar extraterrestre que actúa como su conciencia. La misión del Doctor es guardar y preservar una enorme caja que a medida que avanza la serie adquiere más y más importancia. Allí conocerá a Bill, una joven que trabaja en la cantina de la universidad pero que desearía estudiar una carrera universitaria. En un acto un tanto extraño, el Doctor se convierte en su profesor particular. Y así comienza la aventura.
El último ha sido increíble, considerando cómo había terminado el anterior. Los robots estaban tomando posesión de la nave. Bill ya no era la misma. Missy estaba luchando contra sus propio pasado. El Doctor y Nardole se encuentran en una situación desesperada. Sabemos que el Doctor lo arreglará todo pero no sabemos cómo lo hará. Sinceramente un capítulo magnífico.
Pero no ha sido el único capítulo destacado de la temporada, todos tienen una gran calidad individual, incluso aquellos que han recurrido a tramas ya vistas, como la que acontece en la casa misteriosa. Pero además hemos presenciado dos tramas principales -la de la invasión a la Tierra y la de los robots- que podían muy bien desarrollarse en una sola temporada dada la importancia de cada uno de ellas.
Ahora no es cuestión de desvelar todo pero para aquellos que sigan la serie sabrán que se acaba una época y empieza otra, más allá de la marcha de Capaldi. Steven Moffat, guionista por siete años, también la deja, lo que abre más dudas sobre el devenir del Doctor Who, pues cambiamos de protagonista, de secundarios y de guionista principal. Es indudable que el espíritu de la serie no variará mucho pero será interesante apreciar los detalles que las nuevas incorporaciones aportan. Y no es un reto fácil, porque los seguidores del Doctor Who somos bastantes críticos con los cambios, tanto grandes como pequeños. La esperanza es que Chris Chibnall –creador y guionistas de Broadchurch- toma las riendas. Y no tendremos que esperar la siguiente temporada para saber, al menos un poco, lo que ocurrirá porque en el especial de Navidad es el encargado del último minuto, mientras que Moffat lo será de todos los minutos anteriores. Una despedida y una bienvenida.
En cualquier caso son preguntas que tendrán que responderse a finales de ese año, en el ya mencionado especial de Navidad rodado en las frías tierras de Gales. Hasta el momento poco se sabe. Incluso el propio Moffat niega saber qué ocurrirá incluso aunque tenga posibilidad de saberlo. Pero como él mismo ha dicho «No lo sé (lo que ocurrirá). Podría saberlo pero no quiero. He descubierto que ya he tenido suficiente guardando secretos. Son muy estresantes». Supongo que él lo sabe mejor que nadie, pues cada vez que había un cambio de Doctor -posiblemente uno de los secretos mejor guardados de la BBC- la presión para que diera alguna pequeña pista sobre el próximo actor principal era enorme.
Por mi parte con un gran pesar por haber dicho adiós a esta excelente temporada. Capaldi le ha puesto el listón muy, pero muy alto a su sucesor.