«Te encontré en la oscuridad», Nathan Ripley. Intriga innovadora que se ahoga en lo evidente.

Asesinos en serie, desenterradores y un final que se pierde entre lo predecible y lo decepcionante.

Elegir un libro de intriga es bastante difícil porque hay demasiada oferta y muy pocas historias que merezcan una segunda lectura. Con el tiempo me he dado cuenta de que mis gustos llegan a ser muy peculiares, lo que hace que la elección sea aún más complicada. Aquellos libros que la gente adora -como Circe, que no pude terminar por ser un tostón- suelen ser los que menos me gustan, y aquellos que son más odiados, pues tampoco me gustan. Difícil, ¿verdad? Mi intuición para elegir libros va muchas vences según las disponibilidad que tenga la biblioteca municipal, y quizá por eso Te encontré en la oscuridad de Nathan Ripley llegó a mis manos. Portada interesante, argumento intrigante y publicado por Siruela que suele tener buenas y diferentes novelas de intriga. Tres razones que daban pie a tener grandes esperanzas.

La historia arranca con Martin Reese, un hombre de más de cuarenta años, casado y con una hija adolescente. En la actualidad vive de rentas porque desde que vendió su empresa tecnológica no necesita trabajar, pues vive de rentas. Parece un hombre normal, un tranquilo padre de familia que acompaña a su hija a sus entrenamientos de natación y que apoya, financiera y emocionalmente, a su mujer cuando ésta busca un rumbo diferente en su vida profesional. Pero Martin tiene un secreto, es capaz de entender la mente de los asesinos en serie, y con pocos detalles, llenar los huecos necesarios para descubrir dónde han escondido estos hombre los cuerpos de sus víctimas. Todo empezó con la búsqueda de la hermana desaparecida de su mujer pero desde entonces ha sido capaz de encontrar a otras víctimas. Solo la detective Sandra Whittal ve en sus métodos una mente criminal que dará el salto al asesinato en cualquier momento.

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