
Si tenemos que pensar qué animal es el protagonista en la animación japonesa, no podremos dudar mucho: es el gato. Mientras que el perro generalmente es represento como un animal doméstico, el gato va más allá del papel de mascota y adopta un aire casi místico. En la maravillosa Haru en el Reino de los Gatos, podemos ver un buen ejemplo de la imaginaria japonesa con respectos a estos domesticados felinos. Y ese mismo tratamiento está presente en Amor de gata, una propuesta de Netflix en el apartado de animación y que tenía ganas de ver después de la maravillosa Klaus.
Si tenemos que pensar qué animal es el protagonista en la animación japonesa, no podremos dudar mucho: es el gato. Mientras que el perro generalmente es represento como un animal doméstico, el gato va más allá del papel de mascota y adopta un aire casi místico. En la maravillosa Haru en el Reino de los Gatos, podemos ver un buen ejemplo de la imaginaria japonesa con respectos a estos domesticados felinos. Y ese mismo tratamiento está presente en Amor de gata, una propuesta de Netflix en el apartado de animación.
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