Edogawa Rampo es un escritor japonés nacido en 1894 y fallecido en 1965, de gran importancia porque se le puede considerar como el máximo representante de la literatura policial del siglo XX en el país asiático. Si para Europa Agatha Christie es la madre de la novela de detectives que conocemos en la actualidad, para Japón es Edogawa Rampo, cuya presencia e influencia aún es muy destacada. Solo hay que echar un vistazo a algunos de las series de animación actuales, como Connan, para comprenderlo.
Una de sus novelas es Lagarto negro, convertida en una de sus obras más significativas. Publicada en el año 1934 tiene pequeños toques e influencia de la cultura estadounidense y europea, y comparte con Conan Doyle y con Edgar Alan Poe la creación de un detective imbatible por su agudeza inteligencia. Edogawa creó al detective Kogorō Akechi, un hombre capaz de resolver cualquier caso con su increíble inteligencia. En este libro tendrá como rival a una astuta mujer, madame Midorikawa, apodada Lagargo Negro por un exquisito tatuaje que luce en su brazo. Ella no solo es hermosa, sino también manipuladora, despiadada y posee unos particulares gustos, entre los cuales el más horroroso es coleccionar los objetos más hermosos del planeta, a cualquier coste, incluso el asesinato. Ahora su último capricho es coleccionar a la joven más hermosa de Japón, una tarea que se presenta bastante fácil, así que para que ella puede divertirse un poco con el reto, manda una misiva al padre de la joven contándole sus intenciones. El padre asustado contrata a Kogorō Akechi para impedirlo. El reto está servido.
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