Manual para damas cazafortunas de Sophie Irwin es el típico libro romántico de regencia en el que los personajes son especialmente sosos, todo es predecible y no pasa absolutamente nada de nada. Al menos nada interesante.
La historia arranca con Kitty Talbot (no se puede tomar mucho el serio a una protagonista que se presenta con ese nombre, al menos llamarla Elizabeth y luego el apodo. Es que tiene nombre de gato) quien tenía todo pensado para salvar a la familia: casarse con su prometido desde hace dos años, un joven caballero con una renta anual de cuatro mil libras. No importa mucho que no lo quiera, o que no le guste mucho como persona, lo importante es que él es una cartera andante que pagará las deudas de su familia, y además, proporcionará un futuro próspero a sus hermanas. Pero el joven caballero se ha encontrado con una joven dama, y ahora ha anulado el matrimonio por lo que que Kitty debe buscarse otra cartera andante. Y por ello va a Londres con su hermana, la intelectual, a casa de su tía postiza, una ex actriz que ganó su fortuna en el teatro y en la cama de caballeros pudientes. Haciendo cuentas a Kitty el que más le conviene es un joven caballero, que aunque solo tenga dos mil libras anuales, le permite salir del apuro. Pero aparece el hermano mayor de la víctima, perdón, del caballero, quien no está dispuesto a que una cazafortunas pille a su hermano.
Personalmente hay algo deprimente en este tipo de libros. Considerando los tiempos que corren, es curioso como la literatura romántica sigue presentando personajes femeninos que en otras circunstancias serían las malvadas de la novela de turno. Es cierto que comparar la época de principios del siglo XIX con la actual no es del todo válido, pero si te tomas licencias narrativas -y en las novelas románticas se toman unas cuantas- pues hazlo creando personajes -principalmente femeninos- que sean fuertes y capaces por si mismos. No hace falta retroceder mucho en el tiempo para poder encontrar novelas donde las protagonistas se enfrentaban a situaciones desesperadas pero no querían recurrir a la ayuda masculina para solucionarlas. Pensaban que ellas eran responsables de su familia, de los que amaba, y de sus propios problemas para dejar que un caballero con su blanca armadura llegara en su poderoso caballo a solucionarle la vida. Por desgracia parece que es un tipo de personaje en vías de extinción porque las últimas novelas románticas he leído no han sabido captar ese espíritu luchador.
En Manual para damas cazafortunas lo que tengo es a una protagonista que por las deudas familiares solo piensa en cazar a un marido que cubra sus gastos. Es la vía más fácil, solo hay que ir a Londres, vestirse con bonitos vestidos, pasear con sombrilla en mano en Hyde Park, y cazar al primer caballero que tenga dinero pero no muchas luces. Se puede decir sin duda que no me ha gustado la protagonista. En cuanto al protagonista, Lord Radcliffe, no aparece hasta bien entrada la novela, y cuando lo hace es para intentar que su hermano menor no se case con ella, porque sabe que es una cazafortunas. ¿Y aún así te casas tú con ella?
El romance entre ellos dos es menos sabroso que unas gachas hechas con agua de lavar los pies. No hay nada excitante en él, en gran parte debido a que los personajes carecen de profundidad, o de algo que los haga únicos y eso lastra todo el romance y por ende la novela. Debo añadir que su romance sigue las reglas clásicas de este tipo de novela -leída y releída y más releída en otros libros escritos por otras escritoras- así que no hay ningún giro imprevisto de guion. Es cierto que en romántica es muy complicado encontrar algo original, y sinceramente a veces, la sencillez de algo que has leído antes es la mejor lectura posible, pero al menos si vas a repetir, o copiar, una trama ya escrita anteriormente dame una pequeña chispa que permita que mi curiosidad despierte. Un ejemplo de una novela romántica con una trama ya vista pero muy bien escrita es Gentleman Jim, de Mimi Matthews, por ejemplo.
La novela tiene estilo clásico tradicional, con un gran toque de Orgullo y perjuicio de Jane Austen, el cual se ha visto en tantas novelas románticas de regencia que empieza a ser irritante. ¿Es porque vende cualquier cosa que tenga un estilo Austen o es por falta de ideas? Personalmente no soy una gran fan de Austen -debo de ser de las pocas personas que cree que está sobrevalorada, muy sobrevalorada- así que no es un estilo que me guste, aunque lo mastico sin grandes problemas. Quizá por eso cuando me encuentro con libros que imitan o copian el clásico, no consigo encontrarle el encanto que otras lectoras aprecian en ellos.
Como lección aprendida voy a leer las reseñas de las novelas románticas con más cuidado y si aparece algo como Austen por algún sitio ya sabré que no es lo mío.

MANUAL PARA DAMAS CAZAFORTUNAS
Sophie Irwin
Romance Histórico
Tapa blanda, 384 páginas.
Publicado Junio 2022 por Plaza y Janes