A Sam Raimi lo conocí por su saga Spiderman, correctas películas sobre el superhéroe arácnido, aunque su nombre me sonaba por su participación en alguna que otra serie televisiva (Xena la princesa guerrera o Hércules). Su labor como productor y director en proyectos en los que la acción y la aventura era una parte importante de la trama lo ha caracterizado desde siempre, así que no era extraño que después de abandonar, o mejor dicho, de ver cómo la franquicia de Spiderman tomaba un nuevo rumbo que le llevó primero a dirigir la cinta de terror Arrástrame al infierno y luego una superproducción cargada de magia y fantasía.
Si echamos un vistazo al último año no es extraño que podamos ver una adaptación de la obra de L. Frank Braum en Oz: un mundo de fantasía pues ya sufrimos con las modernizaciones de un cuento clásico como fue Blancanieves, una con un tono divertido y otra con un toque más oscuro, y porque no decirlo más decepcionante. No podemos olvidarnos de que ahora en la gran pantalla contamos con Jack en caza gigantes después de que su estreno se retrasase hasta este año.
La propuesta de Raimi – yo la vi en versión 2D, o sea, cine de toda la vida- está rodada para ser vista en 3D y para convertirse una película taquillera pensada para los niños y para comer palomitas. No tengo nada ni contra los niños, ni contra las palomitas pero resulta descorazonador comprobar cómo el presupuesto de doscientos millones de dólares no se ha usado para contratar a un buen par de guionistas. Los elegidos fueron Mitchell Kapner (cuyo último trabajo como guionista fue Inmersión letal 2 que fue directa a DVD) y David Lindsay-Abaire (El origen de los Guardianes, Robots). Ambos se basaron en la obra de Oz de conocido escritor L. Frank Braum.
El inicio de la película es el blanco y negro, un claro homenaje a la película de Victor Fleming de 1939, pero también un modo de mostrar cómo los tonos grises de la realidad contrastan con el brillante y colorido de Oz. Aquí conocemos al Oz un mago bastante decente de un pequeño circo ambulante pero que peca de ser un mujeriego que no respeta ni a la mujer del forzudo, por lo que se verá obligado a escapar de una paliza muy dolorosa. En estos momentos se nos muestra a este mago como un atractivo embaucador, con una gran capacidad para crear ilusiones y engaños pero que peca de egoísta y avaricioso. No es un personaje atractivo pero presenta grandes posibilidades, solo queda ver cómo esta despreciable personalidad desaparece para convertirse en una mejor persona –estoy es Disney. Tenemos un globo, un tornado, cosas volando –más 3D-, un par de rezos, y un aterrizaje en un mundo fantástico –más 3D. A partir de aquí todo cambia y la película desciende hacia la mediocridad de un modo alarmante. No hay nada que la salve. Quizá en simpático mono volador es lo único que podemos destacar porque si quiera en reparto, atractivo por sí, consigue mejora un producto a todas luces olvidable.
Lo peor es que tampoco es original, en ciertos momentos parece que estás ante Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton, otro subproducto informático. O ante Blancanieves con la manzana envenenada y la caracterización de Rachel Weisz.
Volvemos a comentar que el presupuesto es de doscientos millones de dólares. Con ese dinero se pueden hacer muchas cosas. Bien sabemos que la originalidad está algo perdida por la meca del cine pero era de esperar que el resultado no fuera tan tedioso y lleno de diálogos sonrojantes por su simplicidad. Vale que esta película está pensada para un público joven pero éstos van con sus padres, y ellos también tienen que disfrutar con el resultado que al final son los que pagan.
En cuanto al reparto, como Mago está el irregular James Franco, y como brujas Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams. Ninguna de las tres sobresale porque sus personajes están completamente desaprovechados. Kunis aparece con cara de pena, Rachel está sobreactuada -ella que es una gran actriz ¿qué haces haciendo esto? ¿dinero?- Michelle resulta repelente con su mirada extra bondadosa y su discurso lleno de buenas intenciones. El actor principal pues está porque está pero su acompañante, en mono volador muestra más emociones que él.
Oz un mundo de fantasía es la muestra de que algo está ocurriendo en Hollywood, algo preocupante para los que buscamos buen cine de fantasía y aventuras de vez en cuando. Lo que queda claro es que no importa el dinero que uno se gaste, ni que el director sepa lo que hace, ni que los efectos sean grandiosos en 3D porque si presentamos una propuesta vacía de contenido el resultado no es bueno por mucho que las campañas de publicidad intenten demostrar lo contrario.
Lo peor de todo es que ya se está pensando en una segunda entrega, y mira tú, que quienes van a escribir el guión son los mismos que los de esta cinta.
Clasificación: 5/10
Te puede interesar
Que mal 😦 Yo que creí que seria una buena película…ya estaba pensando en verla. Con tantos millones ya podrían hacer algo decente digo yo!
Gracias por la buena reseña 😉
Pobre Sam… y pensar que es el mismo que hace tanto años dirigió aquella maravillosa trilogía de «Posesión infernal», la muy divertida y comiquera «Darkman» o la estupenda «Spiderman 2» (la primera, correcta. la tercera, mejor hablemos de otra cosa). Lo veo despistado. Me gustaría mucho que volviera al cine independiente, al terror de toda la vida y al pulso que había demostrado.
Ains. No siempre más, es mejor.
Auch.
Estaba pensando en ir a ver la película, en busca de una buena historia, pero si es como la pintas, mejor me quedo en casa leyendo el libro del que ha salido la idea. ¿Así que otro producto lleno de adornos y con un contenido de aire? Gusto insípido y a plástico en el mismo bocado, no gracias.