Desde hace unos cuantos años parece que existe una tendencia en el mundo animado que si bien fue estupenda en sus orígenes ahora está causando estragos: la música. Sí, la música.
Cuando Disney volvió a la carga con películas como El rey León, La sirenita, Aladdin… la música conformaba una parte fundamental de las historias. Con la llegada de Tarzán y de Phill Collins llegó el momento de que los personajes dejaran de cantar y lo que eran maravillosos musicales animados se convirtieron en grandes películas animadas con hermosas bandas sonoras. Pero todo evoluciona y la llegada de Sherk provocó un cierto cambio porque si bien contaba con una historia simplista tenía una banda sonora muy divertida en la que los personajes llegaban a participar activamente en algún que otro momento en los números musicales. Esta fue la entrada, o el punto de partida para que la animación diera el salto definitivo hacia la música más actual. La solución más fácil para los estudios fue seleccionar los grandes éxitos y modificarnos un poco en aras de la historia. Las primeras películas que siguieron este esquema tuvieron éxito. Y ya se sabe que si algo tiene éxito se copia hasta la saciedad. Y aquí llegamos a la avalancha de películas animadas donde los personajes tiene alma de cantante de la MTV. Un ejemplo puede ser Canta, claro exponente de esta corriente. Otra es Trolls, el objeto de nuestra crítica.
Trolls es una historia que siendo racionales no tiene pies ni cabeza pero hay que considerar que es para niños no para personas adultas así que no podemos ser un exigentes. Todo comienza en un reino desconocido en el cual unos seres pequeñajos llamados Trolls -para los más despistados los trolls tienen su origen en unos muñecos de los años ochenta bastantes feos- viven una vida maravillosa, cantando, bailando y abrazándose sin parar. Pero para su desgracia una vez al año una raza de ogros se dedican a cazarlos y a comerlos porque es la única manera de que ellos consigan sentir un poco de felicidad. Pero todo cambia cuando el rey de los Trolls consigue liberar a su pueblo y llevarlos a un lugar seguro. Mas la cocinera ogra no está dispuesto a dejarlos ir porque ser la encargada de asarlos es un gran puesto para su pueblo. Cuando consigue atrapar unos cuantos para entregarlos al actual rey ogro, la princesa troll Poppy, decide ir al pueblo ogro para rescatar a sus amigos en compañía de Branch, un amigo un poco gruñón. La verdad es que salvo por lo de comerlos en una historia que guarda cierto parecido con los Pitufos.
En cualquier caso estamos ante esta historia para niños pequeños que tiene como elemento central unos feos seres que atrapan a los simpáticos y bailarines trolls para comérselos. Vuelvo a recalcar la parte de que los ogros se comen a los trolls porque así pueden ser felices. En cualquier caso Poppy se va a la ciudad ogro para rescatar a sus amigos y mientras lo hace canta por el camino. Y llega a la ciudad y canta más. Y más y más. Y luego canta la ogra. Y más.
LLega un momento en esta película en la que no sabes si estás viendo un recopilatorio de canciones de la MTV cantado por Anna Kendrick, Justin Timberlake y Gwen Stefan o una película de animación con algunas canciones. No sé dónde está en límite del número de canciones que una película puede tener pero supongo que todo dependerá del tipo de historia. Si ésta es buena las canciones pueden ser el complemento perfecto, reforzar la trama y dar profundidad a los personajes -como Frozen o Enredados– pero si es mala solo será una escusa para poner canciones. Este es el caso de Trolls. La historia es casi ridícula, con personajes que no tienen sentido en la clásica trama de salvar a los amigos con final para todos feliz. Decir que esta película es la peor película de animación que he visto en años no es exagerar. No me ha gustado nada. La animación en su parte técnica no es la mejor. Los personajes me han crispado. La música me ha parecido excesiva. Y la historia mal estructurada y con un toque de «buen corazón» que no favorece su discurrir.
Quizá estoy siendo un poco dura así que me vuelvo a plantear la pregunta. ¿Hay algo que se pueda salvar en este película? Personalmente creo que no. La calidad de la animación no es de las mejores, está a años luz de otras propuestas. La historia ya he dicho que es algo ridícula y muy previsible. Los personajes están caracterizados. Y las canciones son excesivas. Me encanta la animación y muy pocas veces me encuentro con propuestas que no esté dispuesta a ver una segunda vez. En el caso de Trolls con una vez para mí ya fue suficiente.