El aliento de los dioses, Brandon Sanderson

Hace años, el rey de Idris firmó un tratado con el reino de Hallandren. El rey Dedelin enviaría a su hija mayor, Vivenna, para casarse con Susebron, el rey-dios de Hallandren. Vivenna ha sido entrenada durante toda su vida para ser una novia adecuada para Susebron y así cumplir con su deber y ayudar a forjar una paz estable entre Hallandren e Idris. Ese era el plan hasta que el rey de Idris envía a su hija Siri, desobediente e independiente, en lugar de Vivenna. Siri intenta encontrar su lugar en la corte de Susebron, pero mientras lo intenta descubre la verdad oculta sobre el reydios.

Después de la trilogía de los Nacidos en las brumas  Brandon Sanderson publica El aliento de los dioses aunque es una historia que estaba en su cabeza desde antes de plantearse la trilogía que lo encumbró. Y eso se nota porque El aliento de los dioses, siendo un buen libro, carece de la magia y de la profundidad de los personajes que podemos encontrar en otras de sus novelas.

La trama gira en torno a dos reinos que hace años fueron uno solo: Hallandren e Idris, dividido tras una guerra terrible. Son dos reinos que se han mantenido en paz tras una tensa relación. Ambos saben que la guerra entre ellos es inevitable pero han ido sorteando las dificultades con tensos tratados. El más importante fue hace veinte años cuando el rey de Idris prometió a su hija mayor, Vivenna,  con el rey dios de Hallandren. La joven ha sido educada desde su más tierna infancia para cumplir su papel como reina de Hallandren pero cuando llega el momento de su marcha, su padre que la quiere tanto se siente incapaz de dejarla marchar. De modo que envía a su hija pequeña, Siri, una joven de apenas diecisiete años y que es famosa por su espíritu independiente. La decisión no agrada a Vivenna que decide ir a rescatar a Siri el destino que le estaba reservado a su hermana mayor.

Al igual que en otras novelas de Brandon Sanderson se abordan de un modo estupendo los elementos que configuran el género de la fantasía épica pero vistos desde un modo diferentes. La lucha de los reinos es desigual, uno poderoso otro montañoso. Uno colorista, otro gris. Dioses distintos. Modos de ver la vida diferentes. Las mentiras, los temores a perder las posiciones de poder, e incluso las reivindicaciones sociales configuran una trama lo suficientemente compleja para dar que pensar al lector. No estamos ante un escenario simple y predefinido por unas reglas marcadas de antemano. La trama fluctúa, se mueve al compás de los sucesos y de las aventuras de los personajes de modo que no se puede dar nada por sentado. Los giros argumentales, las vueltas en la historia sin ser espectaculares están bien planteadas y mantienen la intriga hasta el final.  En este aspecto es una novela irreprochable.

Tampoco podemos quejarnos de mundo mágico que describe.  Y eso que en muchas ocasiones las explicaciones no son suficientes para  entender cómo funciona todo. Contamos con dioses que retornan, sacerdotes, colores… En este sentido me ha gustado ese uso de la magia, una interpretación más «burda» y «sucia» del los elementos fantásticos. No estamos ante magos que muevan las varita, lancen rayos, o vean cosas en bolas de cristal. Aquí la magia, si podemos entenderla como magia, está al alcance de todos solo hace falta «aspirar» almas, o más bien alientos que te permiten ver el mundo de una manera diferente,  y también de dotar vida a las cosas (más o menos). Estos poderes dan una plasticidad a la trama increíble porque permite jugar con las borlas de la camisa, con los faldones de la capa, con ardillas muertas, con todo aquello a lo que podamos dar aliento. Las escenas de lucha se tornan móviles, fluctuantes, e impredecibles porque no sabes qué harán los personajes para salir del apuro. Quizá la única pega es que no es un mundo muy bien explicado. Quizá el problema es que habiendo leído la trilogía los Nacidos en las brumas, y quedar encantada con la alomancia, esta nueva concepción del poder me sabe a poco. Y no porque carezca de complejidad sino porque no está llevado hasta sus últimas consecuencias. Y esto se aprecia en el tratamiento de los momentos de acción que no son tantos como cabría esperar.

Otra dificultad viene de los propios personajes. Por alguna extraña razón no hay ninguno al que se pueda tomar el serio, a excepción de Vasher.  Pero este peculiar y desaliñando héroe no sale mucho, sólo al principio y en la última parte. En el resto tenemos una historia que se desenvuelve en tres partes. La primera es la de Siri con su marido, Susebron, el joven rey dios. Una historia lenta que se configura como la parte amorosa de la trama. La segunda corresponde a la de Vivenna,  la princesa de Idris, movida por su afán de recuperar a su hermana (aunque no pone mucho empeño, un fallo de la historia) y poner trabas a los habitantes de Hallender. La princesa se convierte en una especie de terrorista-saboteadora que no pega mucho con su personalidad. Le ayudan unos mercenarios, Denth y Tonk Fah.  Por último está Sondeluz uno de los dioses que regresaron como hombres, con él entendemos más la compleja sociedad de los que han retornado y también nos metemos de lleno en el mundo del palacio con sus intrigas y secretos. Pero tampoco lo hacemos con profundidad porque Sondeluz no se toma nada en serio, y mucho menos su propia divinidad, así que se pasa gran parte de la novela haciendo juego de palabras y alguna que otra chanza.

El caso es que nos personajes femeninos pese a sus posibilidades son  personajes desaprovechados por ser retratado como simples «princesas» sin mucha experiencia  en la vida real. Los personajes masculinos no llegan a ser tan ingenuos pero en un momento de la trama Sondeluz y Denth son los que dominan, y considerando que no los podemos tomar en serio porque siempre están de guasa, es difícil asumir que estás ante una novela de fantasía épica llena de maleantes que arrancan la cabeza a mordiscos. El rey dios Susebron es como un niño, no se puede contar con él. Y Vasher, el único con un poco de espíritu heroico, como hemos dicho antes, no aparece como personaje constante de la historia.

 El aliento de los dioses es un libro que se lee muy bien porque la narración es muy fluida. No se puede negar que Brandon Sanderson sabe escribir pero la historia está plagada de pequeños tropezones  que afectan tanto a sus personajes como al desarrollo de la trama. Aún así me ha gustado pero si tuviera que elegir me quedo con El héroe de las eras o El pozo de la ascensión ambas reseñadas en el blog, me parece muchísimo mejores, más complejas y ricas en matices.

Comentar por último que se rumorea que el autor quiere seguir explotando este mundo, algo perfectamente posible pues si bien estamos ante un libro único el final es tan abierto que bien es posible una continuación.

Clasificación: 7/10

  

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2 respuestas a “El aliento de los dioses, Brandon Sanderson”

  1. Muy buena reseña. Habrá que tener en cuenta este libro, que no pinta nada mal. Pero espero que no se anime el autor con una continuación, que hay ya demasiadas sagas en el mercado…
    Besotes!!!

  2. No me llama mucho la novela fantástica, aunque en cambio sí me gustan este tipo de historias en el cine. De todos modos, tu reseña es muy interesante. Un beso

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