Precuela (esta palabra no está aceptada en la RAE así que la borramos) Antecedente de la trilogía de fantasía de las «Crónicas del Mago Negro» que, al ambientarse varios siglos antes, nos explica los orígenes de diversos elementos del universo fantástico con el que Canavan ha seducido ya a lectores de todo el mundo, incluyendo un buen número de habla española.
A primera vista tal y como se aprecia en el argumento la editorial ha obviado poner un adelanto pequeño de la historia y presenta esta novela como la inicio del mundo que Trudi Canavan había creado en las Crónicas del Mago Negro. El primer libro El gremio de los magos lo reseñamos en su momento.
Es una decisión un tanto paradójica si consideramos que estamos ante una novela de casi setecientas páginas pero después de leerla entiendo el motivo porque aunque solo hubieran explicado en un párrafo pequeño de que va la hubieran destripado toda. Porque seamos sinceros en La maga no pasa nada de nada. Bueno, sí pasan cosas, pero que se pueden contar en muchísimas menos páginas.
Nos situamos con unos cien años antes de los hechos que se relatan en las Crónicas del Mago Negro. Estamos en el reino de Kyralia, en concreto en Mandryn un pequeño condado gobernado por lord Dakon, un mago y a la vez el señor de las tierras. En la aldea vive Tessia una joven de dieciséis años, hija única, desea ser sanador como su padre, pero no es fácil ya que su madre quiere que se casé con un buen hombre, además las sanadoras no están bien vistas. En una visita a la casa del lord Dakon, su padre y Tessia tiene que cuidar del esclavo de lord Takado, un mago sachakiano sin escrúpulos. En un encuentro con el mago extranjero Tessia descubre que tiene poderes, es una nata, una persona que ha nacido con el poder de la magia de forma natural. La ley la obliga a aprender a manejar su poder, y su maestro será lord Dakon, quien tiene también a su cargo a Jayan, un joven que está a punto de independizarse. Cuando los sachakianos invadan Kyralia los magos deberán aprender a defenderse si quieren conservar su independencia.
No suelo empezar a criticar una novela por sus elementos negativos pero voy a hacer una excepción. Empieza a ser ya un tanto molesto que los autores (preferentemente escritoras femeninas deseosas de seguir los pasos de Crepúsculo y sus sucedáneos) coloquen a una adolescente como protagonista. En este caso es Tessia que tiene como hemos dicho dieciséis años. A su edad y pese a ser hija única y muy querida por sus padres, es una joven sencilla, sin malicia, algo orgullosa y muy tenaz que se destaca porque desea más que nada ser sanadora, pese a que tiene muchas cosas en contra. Sinceramente me resulta muy increíble que semejante personaje con una vida tan corta y una experiencia vital tan limitada sea la que ponga las bases para que magia y medicina se unan en una sola rama. Tampoco puedo reconocer en sus actitudes, maneras, forma de hablar a una adolescente que ha dejado hace poco la niñez. Puede que sea cosa mía – también cabe la posibilidad de que las adolescentes que yo conozco sean todas unas lelas, que nunca se sabe- pero si vas a crear un personaje que tiene un papel importante en la historia qué necesitad hay de que sea extremadamente joven. Es una limitación enorme y eso se aprecia en la protagonista, que no sobresale en nada de nada, simplemente se limita a estar y a «descubrir» como usar la magia cuando una persona está herida. No tienen una personalidad arrolladora que te impulsa a seguir sus aventuras y desventuras. Ese lastre se contagia a otros personajes que adquieren las características típicas. Ves a lenguas el incipiente romance adolescente entre Tessia y Jayan. Los magos no destacan por su originalidad o porque se diferencien unos de otros. El reino de Sachaka es una repetición estereotipos de cultura musulmana en un ambiente medieval: mujeres sin derechos y obligaciones, formas de vestir, gusto por las joyas, existencia de esclavos…
El hecho de que no se les pueda pedir mucho a estos personajes lleva a la autora a «añadir» más páginas introduciendo una historia secundaria, esta vez con Stara, una joven de veinticinco años de padre sachakiano y madre elynea, que va a Sachaka a vivir con su padre. Cuando se encuentra con él se da cuenta de que no la considera para nada, solo un medio para casarla con alguien y conseguir mejores oportunidades para sus negocios comerciales. No sé por qué pero no me gustó este personaje, quizá el aire de prepotente que tiene alguna que otra vez o puede que fuera algún que otro defecto en su carácter pero el caso es que no me gustó. Quizá lo peor es que es una trama que va por libre, no tiene nada que ver con la principal, así que no sabes muy bien por qué está en el libro. La verdad es que me pareció desde el principio un «pegote» que añadió la autora para hacer el libro más grueso. En casos como éstos siempre me viene a la cabeza la idea de que a los autores les pagan por palabra escrita sino no se entiende que alarguen una trama sin mucha emoción con otra mucho más aburrida. Lo bueno de todo esto es que Trudi Canavan tiene un estilo que no cansa, no aporta nada pero tampoco te impide seguir leyendo.
No sé. Si tuviera que clasificar esta novela, recién terminada, diría que es un libro de fantasía de consumo fácil, que no plantea un mundo excesivamente elaborado y cuyo desarrollo que caracteriza por la lentitud y la falta de habilidad para recrearse en escenas de acción o aventura – las batallas se pueden contar con una mano y sobran dedos. La conspiración de Melegar de solo 288 páginas tiene más acción y aventura que La maga con 679 páginas. El viaje de Harkwood, Dinero a mansalva , Acosado… todas tienen mucha más acción pese a ser novelas que no cuentan con tantas páginas.
Tampoco es cuestión de valorar una novela fantástica por la cantidad de sangre y muerte que contenga. Pero un mínimo de emoción tiene que existir entre sus páginas. La historia debe contar con algo que te atrape, que te impida ir a dormir sin saber qué ha pasado, que haga que sigas despierto pese a ser las dos de la mañana, pero no puedes apagar la luz porque te sientes incapaz de dejar de leer. Sabes que toca levantarse temprano pero no te importa. La maga no lo consigue en ningún momento. Al menos en mi caso.
Esta novela me ha corroborado que Trudi Canavan escribe para lectores que buscan una fantasía de fácil consumo, lectores que no desean sentirse abrumados por un despliegue de fantasía pura y dura, lectores a los que le engancha más la historia de amor «juvenil» que el contenido mágico de la misma. Si eres este tipo de lector éste es tu libro. Si no, pues siempre puedes leer las primeras páginas a ver si te gusta.
Calificación: 5,75/10
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